La mirada de Jesús.

"JESUS YO CONFIO EN TI"
La mirada de Jesús.
La mirada de Jesús está sobre cada uno de nosotros, y si estamos en pecado mortal, el Señor nos mira con compasión y tristeza, y quiere que volvamos al estado de gracia.
Porque hay que saber que teniendo la gracia en nuestra alma, lo tenemos todo, y si en cambio perdimos la gracia, lo hemos perdido absolutamente todo.
Pero a no desanimarnos, porque Jesús es Misericordioso y ha venido a la tierra para salvar a los pecadores, y todos los hombres, quién más, quien menos, somos pecadores.
No desconfiemos nunca en la misericordia de Dios. Por más grandes, graves y numerosos que hayan sido nuestros pecados, no desconfiemos de la bondad de Dios y de que él nos perdone, porque justamente eso es lo que hace el demonio: primero nos hace caer en pecado, y después nos quiere llevar a la desesperación insinuándonos que Dios no nos puede perdonar semejantes maldades. No le demos el gusto al diablo y arrojémonos a los pies del Señor. Vayamos al sacerdote y hagamos una sincera y completa confesión, y estaremos seguros que Dios nos perdonó, y volveremos a sonreír felices, con paz en el alma, esa paz que habíamos perdido con el pecado.
Jesús, en Vos confío.
La mirada de Jesús está sobre cada uno de nosotros, y si estamos en pecado mortal, el Señor nos mira con compasión y tristeza, y quiere que volvamos al estado de gracia.
Porque hay que saber que teniendo la gracia en nuestra alma, lo tenemos todo, y si en cambio perdimos la gracia, lo hemos perdido absolutamente todo.
Pero a no desanimarnos, porque Jesús es Misericordioso y ha venido a la tierra para salvar a los pecadores, y todos los hombres, quién más, quien menos, somos pecadores.
No desconfiemos nunca en la misericordia de Dios. Por más grandes, graves y numerosos que hayan sido nuestros pecados, no desconfiemos de la bondad de Dios y de que él nos perdone, porque justamente eso es lo que hace el demonio: primero nos hace caer en pecado, y después nos quiere llevar a la desesperación insinuándonos que Dios no nos puede perdonar semejantes maldades. No le demos el gusto al diablo y arrojémonos a los pies del Señor. Vayamos al sacerdote y hagamos una sincera y completa confesión, y estaremos seguros que Dios nos perdonó, y volveremos a sonreír felices, con paz en el alma, esa paz que habíamos perdido con el pecado.
Jesús, en Vos confío.
Comentarios
Publicar un comentario