Confianza en Jesús.
"JESUS YO CONFIO EN TI"
Confianza en Jesús.
Cuando pecamos, y nuestros pecados nos parecen imperdonables, en lugar de correr hacia Dios, hacia Jesús, nos escondemos como Adán en el Paraíso, después de su pecado, porque tenemos miedo de Dios. Y justamente deberíamos proceder a la inversa, es decir, lanzarnos a los brazos amorosos y misericordiosos de Jesús, para que nos perdone, nos bese en la herida y nos levante del suelo para que sigamos caminando por el camino del amor.
Pero es que está también a nuestro lado del demonio, que nos inspira desconfianza en el perdón de Dios, miedo y desesperación.
Debemos saber esto para ponernos en guardia, y hacer el propósito de que PASE LO QUE PASE, seguiremos confiando en Jesús y en su Bondad y Misericordia, porque Jesús es bueno y no quiere castigarnos, sino todo lo contrario, cuando pecamos, Él nos quiere levantar y ayudar a seguir en el camino del bien.
No pequemos nunca, jamás. Pero si pecamos, no nos acobardemos ni desanimemos, sino corramos a Jesús, que nos esperará oculto en el Sacerdote y recibamos el perdón y el aliento para seguir cantando las misericordias del Señor.
Confianza en Jesús.
Cuando pecamos, y nuestros pecados nos parecen imperdonables, en lugar de correr hacia Dios, hacia Jesús, nos escondemos como Adán en el Paraíso, después de su pecado, porque tenemos miedo de Dios. Y justamente deberíamos proceder a la inversa, es decir, lanzarnos a los brazos amorosos y misericordiosos de Jesús, para que nos perdone, nos bese en la herida y nos levante del suelo para que sigamos caminando por el camino del amor.
Pero es que está también a nuestro lado del demonio, que nos inspira desconfianza en el perdón de Dios, miedo y desesperación.
Debemos saber esto para ponernos en guardia, y hacer el propósito de que PASE LO QUE PASE, seguiremos confiando en Jesús y en su Bondad y Misericordia, porque Jesús es bueno y no quiere castigarnos, sino todo lo contrario, cuando pecamos, Él nos quiere levantar y ayudar a seguir en el camino del bien.
No pequemos nunca, jamás. Pero si pecamos, no nos acobardemos ni desanimemos, sino corramos a Jesús, que nos esperará oculto en el Sacerdote y recibamos el perdón y el aliento para seguir cantando las misericordias del Señor.
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