Quince minutos con Jesús Misericordioso

Quince minutos con Jesús Misericordioso
Jesús Misericordioso, te pido que en primer lugar tengas misericordia de mi pobre alma, porque a veces me creo que soy algo y que puedo valerme por mí mismo, y luego me doy cuenta de que sin tu ayuda divina no puedo decir ni siquiera “Jesucristo es el Señor”. ¡Cuánto necesito persuadirme de esta verdad: que yo no soy nada sin ti, sin tu ayuda continua! Soy débil y necesito de tu Fuerza para llevar a cabo la misión que me has encomendado, que no sé cuál es pero que voy descubriendo día por día, viviendo confiado el momento presente y esperándolo todo de tus manos divinas. Sé que soy una nada y que soy capaz hasta de los peores pecados si tú me dejaras de asistir, por eso te pido que tengas especial cuidado conmigo como la madre tiene especial cuidado de su hijito más enfermo y debilucho; y yo soy así ante ti, un pobrecito hijo tuyo enfermo y débil, capaz de contraer cualquier enfermedad y de cometer cualquier pecado. Pero si bien me asusta mi fragilidad, también es cierto que confío, que quiero confiar cada vez más en tu infinita misericordia y bondad, y sé que no quedaré confundido porque tú me amas infinitamente y como lo has prometido a los que difunden tu misericordia, me defenderás siempre y especialmente a la hora de la muerte, del enemigo infernal y de los miedos que lleguen en esa hora suprema. ¡Te amo, Jesús mío, ten piedad de mí!