Fragmento del Diario de Santa Faustina, con comentario.


"JESUS YO CONFIO EN TI"

Fragmento del Diario de Santa Faustina, con comentario.
177 + Renovación de los votos. Desde la primera hora, cuando me desperté, en seguida mi alma se sumergió entera en Dios, en este océano de amor. Sentía que estaba toda sumergida entera en Él. Durante la Santa Misa mi amor hacia Él alcanzó una gran intensidad. Después de renovar los votos y de la Santa Comunión, de repente vi al Señor Jesús que me dijo con benevolencia: Hija Mía, mira Mi Corazón misericordioso. Cuando me fijé en este Corazón Santísimo, salieron los mismos rayos que están en la imagen, como Sangre y Agua, y entendí lo grande que es la misericordia del Señor. Y Jesús volvió a decir muy amablemente: Hija Mía, habla a los sacerdotes de esta inconcebible misericordia Mía. Me queman las llamas de la misericordia, las quiero derramar sobre las almas, [y] las almas no quieren creer en Mi bondad. De repente Jesús desapareció. Sin embargo, todo el día mi espíritu estuvo (89) sumergido en la sensible presencia de Dios, a pesar del ruido y de la conversación que suele haber después de los ejercicios espirituales. A mí eso no me molestó nada. Mi espíritu estaba en Dios, a pesar de que exteriormente yo tomaba parte en las conversaciones y hasta fui con una visita a Derdy [98].
Comentario:
Jesús se queja de que las almas no quieren creen en Su bondad. Pero nosotros los Apóstoles de la Divina Misericordia debemos ser los primeros en creer en la bondad de Dios, de Jesús, en su misericordia. Porque el demonio hará todo lo posible para que dudemos de la bondad de Dios, provocando accidentes, sufrimientos, enfermedades, ruinas, malentendidos, etc., y todo para que pensemos que eso viene de Dios y que entonces Dios no es bueno. Pero nosotros debemos "abrir el ojo" y creer firmemente que Dios es la Bondad infinita y si permite esas cosas es por amor y solo en el Cielo comprenderemos que todo ha sido siempre para que crezcamos en el amor y en la santidad. Lo que sí debemos hacer es rezar mucho, porque Dios concede gracias a quien reza. Él tiene las gracias preparadas para nosotros, pero si no rezamos no nos las concede, y así perdemos mucho y nos exponemos a no poder superar las pruebas de la vida. Así que a confiar en la Bondad y Misericordia de Dios y a orar.
Jesús, en Vos confío.

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