Fragmento del Diario de Santa Faustina Kowalska,
Fragmento del Diario de Santa Faustina Kowalska,"La Divina Misericordia en mi alma", con comentario
445 Jueves. Adoración nocturna.
Al venir a la adoración, en seguida me envolvió un recogimiento interior y vi al Señor Jesús atado a una columna, despojado de las vestiduras y en seguida empezó la flagelación. Vi a cuatro hombres que por turno azotaban al Señor con disciplinas. El corazón dejaba de latir al ver esos tormentos. Luego el Señor me dijo estas palabras: Estoy sufriendo un dolor aún mayor del que estás viendo. Y Jesús me dio a conocer por cuáles pecados se sometió a la flagelación, son los pecados impuros. Oh, cuánto sufrió Jesús moralmente al someterse a la flagelación. Entonces Jesús me dijo: Mira y ve el género humano en el estado actual. En un momento vi cosas terribles: Los verdugos se alejaron de Jesús, y otros hombres se acercaron para flagelar los cuales tomaron los látigos y azotaban al Señor sin piedad. Eran sacerdotes, religiosos y religiosas y máximos dignatarios de la Iglesia, lo que me sorprendió mucho, eran laicos de diversa edad y condición, todos descargaban su ira en el inocente Jesús. Al verlo mi corazón se hundió en una especie de agonía; y mientras los verdugos lo flagelaban, Jesús callaba y miraba a lo lejos, pero cuando lo flagelaban aquellas almas que he mencionado arriba, Jesús cerró los ojos y un gemido silencioso pero terriblemente doloroso salió de su Corazón. Y el Señor me dio a conocer detalladamente el peso de la maldad de aquellas almas ingratas: Ves, he aquí un suplicio mayor que Mi muerte. Entonces mis labios callaron y empecé a sentir (186) en mí la agonía y sentía que nadie me consolaría ni me sacaría de ese estado sino aquel que a eso me había llevado. Entonces el Señor me dijo: Veo el dolor sincero de tu corazón que ha dado un inmenso alivio a Mi Corazón, mira y consuélate.
446 Entonces vi a Jesús clavado en la cruz. Después de estar Jesús colgado en ella un momento, vi toda una multitud de almas crucificadas como Jesús. Vi la tercera muchedumbre de almas y la segunda de ellas. La segunda infinidad de almas no estaba clavada en la cruz, sino que las almas sostenían fuertemente la cruz en la mano; mientras tanto la tercera multitud de almas no estaba clavada ni sostenía la cruz fuertemente, sino que esas almas arrastraban la cruz detrás de sí y estaban descontentas. Entonces Jesús me dijo: Ves, esas almas que se parecen a Mí en el sufrimiento y en el desprecio, también se parecerán a Mí en la gloria; y aquellas que menos se asemejan a Mí en el sufrimiento y en el desprecio, serán menos semejantes a Mí también en la gloria.
La mayor parte de las almas crucificadas pertenecían al estado eclesiástico; vi también almas crucificadas que conozco y eso me dio mucha alegría. De repente Jesús me dijo: En la meditación de mañana reflexionarás sobre lo que has visto hoy. Y en seguida el Señor Jesús desapareció.
Comentario:
Cada clase de sufrimiento de Jesús, vino a reparar un tipo especial de pecado, así la flagelación vino a reparar los pecados de impureza, los placeres de la carne. Y vemos que Jesús es azotado en esta visión por sacerdotes, religiosos y laicos, indicando con ello que también muchos de ellos ya no observan el celibato y el voto de castidad y contribuyen, con su pecado, a flagelar al Señor. Nosotros los Apóstoles de la Misericordia, debemos tratar de guardar con esmero la pureza en palabras y obras, ya que así mitigamos el gran sufrimiento de Jesús que, aunque ya está en la gloria, sigue sufriendo atrozmente de forma moral y espiritual por los pecados de los hombres. Y una forma de aliviar el dolor del Señor, es llevando con amor la cruz que el Señor nos ha asignado, vivir crucificados y despreciados en este mundo, para brillar con la gloria eterna a su lado en el otro mundo.
Jesús, en Vos confío.
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