Redimir al cautivo.
"JESUS YO CONFIO EN TI"
Redimir al cautivo.
Muchos de los que están en la cárcel son inocentes, o al menos no son más culpables que muchos otros hombres que están sueltos y que nos topamos por la calle. Por eso debemos tener misericordia con los encarcelados, ya que ellos están pagando lo que deben a la justicia, y tienen necesidad de sentirse queridos y perdonados por Dios, porque muchos de ellos han perdido la esperanza.
Pensemos qué nos gustaría que hicieran con nosotros si fuéramos nosotros los que estuviéramos presos, y actuemos de la misma manera que quisiéramos ser tratados, porque muchas veces estrechamos la mano de quien es más ladrón y homicida que uno que está en la cárcel.
Si tenemos algún familiar o amigo preso, no dejemos de ir a visitarlo para confortarlo y darle ánimos y esperanza, para recordarle que Dios lo ama y que le da tiempo para enmendarse, recapacitar y convertirse y santificarse.
Recordemos que no sabemos cómo son las vueltas de la vida y del destino, y tal vez nosotros, por error o merecidamente, algún día también caigamos entre rejas.
Seamos misericordiosos con los que están privados de la libertad, porque veremos muchos santos en el Cielo, que en la tierra estuvieron presos en cárceles. Recordemos el caso del Buen Ladrón y sepamos que cualquiera que tenga buena voluntad puede redimirse.
Jesús, en Vos confío.
Muchos de los que están en la cárcel son inocentes, o al menos no son más culpables que muchos otros hombres que están sueltos y que nos topamos por la calle. Por eso debemos tener misericordia con los encarcelados, ya que ellos están pagando lo que deben a la justicia, y tienen necesidad de sentirse queridos y perdonados por Dios, porque muchos de ellos han perdido la esperanza.
Pensemos qué nos gustaría que hicieran con nosotros si fuéramos nosotros los que estuviéramos presos, y actuemos de la misma manera que quisiéramos ser tratados, porque muchas veces estrechamos la mano de quien es más ladrón y homicida que uno que está en la cárcel.
Si tenemos algún familiar o amigo preso, no dejemos de ir a visitarlo para confortarlo y darle ánimos y esperanza, para recordarle que Dios lo ama y que le da tiempo para enmendarse, recapacitar y convertirse y santificarse.
Recordemos que no sabemos cómo son las vueltas de la vida y del destino, y tal vez nosotros, por error o merecidamente, algún día también caigamos entre rejas.
Seamos misericordiosos con los que están privados de la libertad, porque veremos muchos santos en el Cielo, que en la tierra estuvieron presos en cárceles. Recordemos el caso del Buen Ladrón y sepamos que cualquiera que tenga buena voluntad puede redimirse.
Jesús, en Vos confío.
la misericordia de Dios se hace carne en la persona cuando, como El, buscamos salvar y no condenar.Es una forma de autoredencion. Deseo que el otro se salve,y eso me ayuda en mi propia salvacion
ResponderEliminarla misericordia de Dios se hace carne en la persona cuando, como El, buscamos salvar y no condenar.Es una forma de autoredencion. Deseo que el otro se salve,y eso me ayuda en mi propia salvacion
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