Jesús habla en el silencio
"JESUS YO CONFIO EN TI"
Jesús habla en el silencio
Jesús, enséñame a guardar silencio, porque sé muy bien que tú me hablas en el silencio, y las palabras inútiles que a veces digo, te alejan de mí, y me dejan vacío.
Tú sabes muy bien que un alma parlanchina no llegará jamás a la santidad, por eso te pido que me ayudes a controlar mi lengua, y a dedicarla a palabras edificantes y a hablar contigo y rezar mucho, porque de cada palabra ociosa deberemos dar cuentas ante tu tribunal santo.
¡Cuánto bien se puede hacer con una palabra, y también cuánto mal! Por eso te ruego Jesús Misericordioso que emplee mis palabras para hacer obras de misericordia, consolando al triste, dando buen consejo al que lo necesita, rezando por vivos y difuntos. De esta forma daré gloria a tu Nombre con mis palabras, y así tú estarás contento conmigo y me darás tus gracias a manos llenas.
¡Te amo, Jesús de mi alma, y quiero entregarme cada día más completamente a ti! Porque tú eres la felicidad del alma, la felicidad de mi alma, y sé que sin ti sería el ser más pobre del universo.
Jesús, no tengas en cuenta mis errores, sino la buena voluntad que pongo en hacer todo para agradarte a ti y a tu Padre eterno. Solo te pido que me ayudes con tu poder infinito y me des ánimos para que no me descorazone ni desanime, ya que el desaliento es el arma que usa Satanás para hacerme inofensivo y dejarme fuera de combate.
Incéndiame con el fuego de tu amor y que yo me enfervorice con santo celo por tu gloria y la salvación de las almas.
Jesús, enséñame a guardar silencio, porque sé muy bien que tú me hablas en el silencio, y las palabras inútiles que a veces digo, te alejan de mí, y me dejan vacío.
Tú sabes muy bien que un alma parlanchina no llegará jamás a la santidad, por eso te pido que me ayudes a controlar mi lengua, y a dedicarla a palabras edificantes y a hablar contigo y rezar mucho, porque de cada palabra ociosa deberemos dar cuentas ante tu tribunal santo.
¡Cuánto bien se puede hacer con una palabra, y también cuánto mal! Por eso te ruego Jesús Misericordioso que emplee mis palabras para hacer obras de misericordia, consolando al triste, dando buen consejo al que lo necesita, rezando por vivos y difuntos. De esta forma daré gloria a tu Nombre con mis palabras, y así tú estarás contento conmigo y me darás tus gracias a manos llenas.
¡Te amo, Jesús de mi alma, y quiero entregarme cada día más completamente a ti! Porque tú eres la felicidad del alma, la felicidad de mi alma, y sé que sin ti sería el ser más pobre del universo.
Jesús, no tengas en cuenta mis errores, sino la buena voluntad que pongo en hacer todo para agradarte a ti y a tu Padre eterno. Solo te pido que me ayudes con tu poder infinito y me des ánimos para que no me descorazone ni desanime, ya que el desaliento es el arma que usa Satanás para hacerme inofensivo y dejarme fuera de combate.
Incéndiame con el fuego de tu amor y que yo me enfervorice con santo celo por tu gloria y la salvación de las almas.
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